jueves, 9 de diciembre de 2010

El nivel del mar podría aumentar en el Sur y bajar en el Norte

Se espera que el cambio climático eleve los niveles del mar, al menos en algunas partes del mundo. En otras partes, el nivel del océano descenderá. Entre las verdaderas víctimas podrían estar los países de América del Sur.

Cuando se la muestra como un globo, la Tierra se ve redonda y lisa como una bola de billar. Para cualquiera que se pare en una playa, el océano se ve tan plano como un panqueque. Pero la percepción es engañosa.

“En realidad, el agua de los océanos se agita en todas partes”, dice el oceanógrafo Detlef Stammer. No está hablando de las olas, sino de abultamientos y caídas en gran escala del nivel del mar.

Director del Centro de Investigación Marina y Climática de la universidad de Hamburgo, a Stammer le gusta trizar las ilusiones de la gente ofreciéndoles dos cifras: “En el océano Índico, el nivel del mar es de unos 100 metros por debajo del promedio, mientras las aguas alrededor de Islandia superan al promedio en 60 metros”.

Dice Stammer que la creencia incorrecta en que el agua del océano está parejamente distribuida está presente en el debate sobre el cambio climático. El alza en el nivel del mar es ampliamente vista como la consecuencia más amenazante del calentamiento global.

Las imágenes de bangladíes sumergidos por inundaciones son un escenario de horror favorito utilizado por algunos ambientalistas.

“Pero la gente actúa como si el agua de los glaciares en derretimiento se distribuyera de manera tan uniforme en los océanos como el agua en nuestras tinas de baño”, dice Stammer.

Pero la realidad va en contra de esa intuición. De acuerdo a las estimaciones más recientes, se espera que el nivel del mar suba alrededor de 1 metro (en promedio) en los próximos 100 años.

Este es el número que se está repitiendo una y otra vez en las negociaciones de la Conferencia sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, en Cancún, durante estos días.

“Pero este valor promedio no ayuda en realidad a los planificadores de las costas”, señala Stammer. Es por cierto correcto que la cantidad total de líquido en los océanos está aumentando.

Pero la manera en que se expande el agua en las cuencas oceánicas difiere ampliamente.

Habrá regiones del mundo donde nada cambiará mucho, mientras que, en otras, el nivel del mar se elevará por sobre 1 metro en promedio. “El nivel del mar podría incluso bajar en algunas costas”, agrega Stammer.

Ganadores y perdedores.

Los científicos todavía no saben exactamente hasta qué grado se derretirán los glaciares como resultado del alza en las temperaturas.

El factor más importante en esta ecuación será la tasa con que se encojan las capas de hielo de Groenlandia y la Antártica.

Por el momento, pareciera que la cantidad neta de agua derretida sigue subiendo en Groenlandia. Está actualmente en 237 kilómetros cúbicos por año. Pero el volumen de hielo en el Polo Sur parece estar en general estable. Stammer dice que “el hielo se está derritiendo en la Antártica occidental, pero en la mayor parte oriental está de hecho aumentando”.

El nivel del mar se incrementa actualmente en unos 3 milímetros al año en promedio. Un número de factores contribuyen a esta alza, incluyendo las aguas de los glaciares que se derriten y el aumento constante en la cantidad de agua usada en la agricultura.

También se debe en parte a un simple efecto termal: debido a que el agua se expande cuando se calienta, las mayores temperaturas hacen que suba el nivel del mar.

Todo esto se acelerará aún más hacia fines de siglo, llevando a un aumento total de 1 metro según el actual consenso entre los oceanógrafos. En realidad, el simple mensaje de las aguas en alza se ha simplificado excesivamente.

El proceso que hay detrás es altamente complejo y producirá ganadores y perdedores. Los científicos están sólo empezando gradualmente a entender el fenómeno y sus procesos, algunos de los cuales operan en direcciones opuestas. Esto se debe en parte a la complejidad del material mismo. Los valores promedio pueden computarse en forma relativamente fácil.

Los efectos regionales, por otra parte, son influidos parcialmente por los vientos y las corrientes, y también juegan un papel importante la gravedad y las leyes de la termodinámica.

Darles un sentido a cómo se interrelacionan todos estos factores exige un conocimiento relativamente sólido de los procesos individuales, y un poder computacional masivo para realizar los cálculos.

MEDICIÓN SATELITAL

Durante largo tiempo, los científicos ni siquiera tuvieron datos precisos sobre los niveles específicos de agua en locaciones individuales alrededor del planeta. Aquello cambió a fines de diciembre de 1992, cuando se puso en servicio un satélite que utiliza un altímetro de radar para medir el nivel del mar, hasta unos pocos centímetros, en todos los océanos.

“En el pasado, teníamos que viajar por el océano y tomar complicadas mediciones”, dice Stammer. Hoy, puedo ir a internet y bajar los datos satelitales desde el espacio a mi computadora”.

El flujo de datos desde el satélite orbital ha producido todo tipo de sorpresas para los científicos en los años recientes.

Por ejemplo, mientras los mares se han elevado en unos 15 centímetros en el Pacífico occidental tropical, el océano cerca de San Francisco ha descendido en la misma cantidad. En la costa alemana, el nivel del mar es hoy unos pocos centímetros más alto que hace 15 años.

Esos efectos son el resultado de fluctuaciones naturales que se desarrollaron durante décadas. Las corrientes de los océanos del mundo están constantemente cambiando. Esto se aplica a la Corriente del Golfo, que provee agua cálida a Europa, tal como se aplica al sistema de circulación del Pacífico, el cual reacciona a los estados de ánimo de El Niño.

¿Pero qué rol desempeñan las emisiones antropogénicas de gases invernadero en término del alza en los niveles del mar en el planeta? La ley de la gravedad de Newton brinda a los científicos una respuesta inicial.

Prácticamente sin cambios

Si la capa de hielo de Groenlandia, que en algunos lugares tiene un espesor de 3 kilómetros, se derritiera completamente, los niveles del mar subirían en promedio 7 metros.

Tomaría varios siglos antes de que los 3 millones de kilómetros cúbicos de glaciares terminaran en el océano.

Pero las personas que vivan cerca del mar del Norte en Alemania casi no se darían cuenta porque allí el nivel del mar permanecería prácticamente sin cambios. El agua incluso descendería frente a la costa de Noruega. El sorprendente efecto está basado en la ley de la gravedad, que establece que toda masa atrae a toda otra masa.

Los niveles del agua son más altos frente a la costa de Islandia por la misma razón.

La actividad volcánica empuja grandes masas de rocas desde el interior de la Tierra y esas masas atraen el agua como imanes.

En cambio, los niveles del mar son más bajos en el océano Índico porque en épocas remotas un meteorito muy probablemente sacó allí tanta roca de la corteza terrestre que la fuerza gravitacional que atrae al agua se redujo.

Si la capa de hielo de Groenlandia se encoge, la isla perderá masa y, junto con ella, fuerza gravitacional. Como resultado, se acumulará mucho menos agua que la de hoy frente a las costas de la isla.

En menor medida, el mismo efecto está presente en los océanos de casi todo el hemisferio norte.

Nueva York, por dar otro ejemplo, no recibiría la cantidad completa de 7 metros de aumento en el nivel del mar sino sólo la mitad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario